Había una vez un hombre que vendía legumbres de pueblo en pueblo.
Un día, iba caminando a paso ligero cargado con un gran saco de lentejas y si se daba prisa y cerraba un buen trato, podría volver a casa antes del anochecer.
Por aquél entonces no había coches ni bicicletas, así que el hombre tenía que ir andando, atravesando campos y bosques para llegar a los distintos pueblos.
Ese día, llevaba ya caminando un par de horas y llegó un momento en el que se sintió cansado. Como hacía calor y aún le quedaba camino por recorrer, decidió tumbarse bajo la sombra de los árboles, dejando el saco de lentejas en el suelo.
Pronto le venció el sueño y sus ronquidos llamaron la atención de un mono que estaba por allí, saltando de rama en rama.
El mono, curioso por naturaleza, se acercó y quiso ver qué llevaba le hombre en el saco, así que bajó del árbol con mucho sigilo, tiró de la cuerda que ataba el saco, metió la mano en él y cerró el puño.
Al sacarlo, se llevó una gran sorpresa, pues había agarrado un buen puñado de lentejas y resulta que a este mono en particular le encantaban. Sin hacer ruido, volvió a subir al árbol para poder comérselas una a una tranquilamente.
Cuando estaba a punto de disfrutar de su manjar, de repente, una lenteja se le cayó de las manos y rebotando, fue a parar al suelo. Al mono le dió mucha rabia. Con lo que le gustaban, no podía permitir que una se desperdiciara tontamente.
Quejándose y gruñendo, quiso descender del árbol tan rápido, que se tropezó y cayó a toda velocidad. Quiso agarrarse a las ramas, pero la caída era tan rápida que no pudo y el tortazo contra el suelo fue inevitable.
Debido a la caída, no sólo se dió un buen golpe sino que todas las lentejas que llevaba en el puño se desparramaron por la hierba del bosque y desaparecieron de su vista.
Y miró a su alrededor, pero el hombre del saco de lentejas había retomado su camino y ya no estaba.
Esto es Bcn Camera Club y el tema fotográfico de esta semana es “Avaricia”.
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Hasta la semana que viene.